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Probablemente recuerdes la grabación que salió a mediados del 2018: un audio filtrado de una niña salvadoreña de 6 años llorando por su familia. El público estadounidense pronto se enteró de que, bajo la política de su gobierno, las autoridades de inmigración separaban a miles de niños de sus padres y cuidadores en la frontera entre Estados Unidos y México.
Si bien el descubrimiento de la separación familiar por parte de Pro Publica y otros medios generó indignación y la interrupción oficial de “Tolerancia Cero”, reunir a las familias afectadas presentó desafíos que continúan hasta el día de hoy. Muchos padres fueron deportados a Guatemala, Honduras, El Salvador y otros países de origen, sin información sobre el paradero de sus hijos ni cómo buscar ayuda. El gobierno estadounidense ha mantenido registros deficientes sobre estos casos y ha rechazado los reclamos pidiendo que divulgue la información que tiene.
A pesar de estos obstáculos, varias organizaciones sin fines de lucro se organizaron rápidamente para encontrar a los padres y ayudarles a acceder a la justicia. Esto ha constituido un trabajo complejo y transfronterizo. Dos organizaciones con sede en Nueva York (y beneficiarios de financiamiento de la Fundación Tinker), Justice in Motion y el Centro Cyrus R. Vance para la Justicia Internacional, aceptaron el desafío recurriendo a alianzas regionales que son fundamentales para su trabajo desde hace mucho tiempo. Sus esfuerzos, todavía en curso, merecen la atención y el apoyo de la filantropía. Sus logros también ofrecen aprendizajes más generalizados sobre el valor de utilizar e invertir en las redes existentes en momentos de crisis.
El equipo de Justice in Motion cabe en una sola mesa, pero se ha asociado con organizaciones másgrandes, incluida la ACLU, para emprender los esfuerzos de reunificación familiar ordenados por la corte. Justice in Motion opera una “Red de Defensores” (abogados y defensores de los derechos humanos) en Centroamérica creada para supervisar los casos de derechos laborales de los trabajadores migrantes que habían regresado a sus países de origen. Miembros de esta red única aprovecharon su conocimiento legal y estancia en países de la región para apoyar la búsqueda de padres separados.
Defensores como Dora Melara en Honduras han ayudado a reunir a más de 350 familias desde el 2018, trabajo que se hizo más difícil en los últimos meses debido a las cuarentenas por Covid. Ahora Justice in Motion y los defensores están ayudando a las familias a explorar sus opciones legales, incluida la búsqueda de protección humanitaria en los Estados Unidos.
El Centro de Justicia Internacional Cyrus R. Vance del Colegio de Abogados de la Ciudad de Nueva York reconoció una oportunidad similar para utilizar sus redes para reunir a las familias. Durante dos décadas, el Vance Center ha trabajado con organizaciones de la sociedad civil y bufetes de abogados en América Latina para fortalecer la práctica legal pro bono, incluido el lanzamiento de la Red Pro Bono de las Américas.
Tener estas relaciones ya establecidas le permitió al Vance Center lanzar rápidamente su iniciativa Keep Families Together (KFT). A través de KFT, el Vance Center recurre a abogados en 14 países para brindar asistencia gratuita para casos de inmigración. Este trabajo abarca desde la redacción de declaraciones de testigos y declaraciones juradas hasta la facilitación de pruebas de ADN que establecen relaciones de parentesco. El esfuerzo ha ayudado a más de 120 familias separadas por la política “Tolerancia Cero” y otras políticas de inmigración de Estados Unidos a acceder a un abogado extranjero pro bono, lo que ha llevado a la reunificación y, en algunos casos, a la legalización de su estatus migratorio. Gracias a este esfuerzo, abogados de los principales bufetes de abogados de América Latina y de todo el mundo están aprovechando su conocimiento y sus relaciones de alto nivel para ayudar a algunos de los migrantes más vulnerables de la región.
Si bien sus enfoques y papeles son diferentes, Justice in Motion y el Centro Vance han podido responder de manera efectiva a la separación familiar debido a sus vínculos de muchos años en todo el hemisferio. Originalmente construyeron estas redes para abordar las necesidades en otros países, pero los líderes de ambas organizaciones reconocieron la oportunidad de llenar un vacío crítico en la respuesta a la separación familiar. Como presidenta de una fundación que ha financiado la reforma de los sistemas de justicia en América Latina durante décadas, me parece particularmente conmovedor que los abogados y defensores de la región (y más allá) hayan desempeñado un papel tan central en enfrentar una injusticia que ha tomado lugar en los Estados Unidos.
Para los donantes, el trabajo de Justice in Motion, el Vance Center y sus aliados ofrece lecciones más amplias. Desde luego, la crisis de separación familiar nos recuerda que es mucho más fácil infligir daño a través de políticas públicas que repararlo más tarde. Sin embargo, es de esperar que un elemento clave de los esfuerzos de reunificación familiar haya sido el uso creativo de redes preexistentes, aprovechadas de nuevas formas para abordar una crisis emergente. Ninguna de las organizaciones mencionadas (ni sus patrocinadores filantrópicos) podrían haberse imaginado este papel cuando invirtieron inicialmente en la creación de estas redes, pero sin ellas muchas más familias permanecerían separadas y sin acceso a la justicia.
Cuando nuestras comunidades, locales, nacionales e internacionales, enfrentan crisis y dificultades nuevas, los donantes deben tomarse el tiempo para considerar cómo las redes y relaciones existentes podrían aplicarse. Como demuestran estos ejemplos, la financiación rápida y flexible puede ayudar a poner a prueba y desarrollar la capacidad de las redes actuales para hacer frente a retos imprevistos, y a veces inimaginables.